JOB: LA JUSTICA DE DIOS
- This is Life

- 30 sept 2019
- 3 Min. de lectura
Hace ya casi 10 meses que mi esposa y yo nos propusimos leer toda la biblia con ayuda de un plan de lectura diaria (si en algún momento les gustaría llevarlo a cabo, en un video del canal de YouTube les dejamos la liga para que puedan descargarlo y dimos algunos consejos que nos habían funcionado para poder leer).

Regresando al punto, en una de estas lecturas diarias en el último mes hemos estado leyendo el libro de Job. Un libro que a mi parecer es uno de los que como cristianos más escuchamos mencionar, ya sea por los pastores, los papás o inclusive muchas veces nosotros mismos, cuando lo citamos por su popularidad en el tema de no maldecir a Dios. No obstante ese es el tema, muchos conocemos este libro por eso pero pocas veces lo leemos con detenimiento y con el enfoque correcto.
El libro de Job no sólo habla sobre la desgracia que tuvo un hombre y que la moraleja es que él nunca maldijo a Dios, y si bien en gran parte esto es verdad, considero que quedarnos con eso es muy superficial. Si ya lo has leído seguro me entenderás y si aún no lo has leído te invito a hacerlo. Espero no spoilearte pero es inevitable.
El libro de Job consta de algunos elementos característicos como por ejemplo:
- [ ] Dios hablando con el diablo (cosa que uno jamás se imaginaría).
- [ ] Un hombre bueno que a pesar de ello le va muy mal, se le mueren sus hijos, pierde todos sus bienes y le da una terrible enfermedad.
- [ ] Y lo último y más increíble, Dios contestándole a Job y describiendo su soberana magnificencia.
Estos son algunos de los puntos que me llamaron la atención de este libro y déjame te cuento brevemente por qué, y así espero te animes a leerlo por primera vez, o si ya lo has leído, a hacerlo nuevamente con este punto de vista.
El punto donde Dios establece un diálogo con Satanás es algo que suena como a pastorela, hasta como herejía, cómo es que el Dios de todo lo bueno pueda cohabitar con el príncipe de la maldad. Bueno pues la respuesta a esto es que Dios en sí mismo es todo poderoso y no hay nada ni nadie que se libre de rendirle cuentas de sus acciones, no hay nadie que no compadezca ante Él, aún ni el mismísimo Diablo.
Aveces pienso que la gente ve únicamente a Dios como un mago de la lámpara súper poderoso con la capacidad de resolver nuestros problemas y que si le caes bien te ayuda o peor aún que es su deber vigilar tu sendero y apoyarte en los momentos difíciles. ¡Ah!, pero solo en ellos porque en los momentos de felicidad seguro son por los propios esfuerzos de las personas. Cuan erróneo es eso, Dios a diferencia del ejemplo anterior creo que se podría describir como un artista, Dios creó todo: el cielo, las estrellas, el mundo, los anímales, las plantas, el mismo género humano es creación de Él.
Supongamos que nuestra existencia fuera una pintura, muchas veces para dar forma a su obra es necesario mover la pintura , mezclarla, limpiar, dar pincelados y remover aquello que excede. Seguro que si la pintura hablara diría “¡no me mezcles me duele!, o tal vez, “no entiendo porque me pasa esto yo no quería que me esparcieran” y así como eso otras cosas. ¿A qué voy con todo esto?, resulta que es demasiado complicado tratar de descifrar las acciones de Dios en nuestra vida, pues Él es el artista y ve toda la obra desde un enfoque “más arriba”, donde se aprecia que lo que parece una mancha de cerca, de lejos es un gran elemento para representar la obra finalizada. Y así es como Dios le contesta a Job, pues él no es más que solo una pieza de su obra, una parte del rompecabezas. Y Job por más justo o bueno no tiene el entendimiento de la obra de arte de Dios y por tanto tampoco la trascendencia de sus trazos.
¿A qué quiero llegar con todo lo anterior?, Dios es el creador y no nosotros, por tanto cualquier cosa que no entendamos va más allá de solo decir que Dios no es justo, pues la justicia de Dios sobrepasa nuestro entendimiento, pero no todo es tan complejo pues hay una forma de conocer la verdadera justicia de Dios y la obra que ha diseñado y esto es a través de Jesús, el es Dios hecho carne y gracias a Él hoy podemos conocer más del plan maravilloso de Dios.
“De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, tal como está escrito: «El justo vivirá por la fe.»”
Romanos 1:17 NVI





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