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CUANDO PARECE QUE CASI TODO VA BIEN (1)

  • Foto del escritor: This is Life
    This is Life
  • 16 ago 2019
  • 9 Min. de lectura

En los últimos meses mediante distintas circunstancias, Dios me había llevado a reflexionar lo siguiente: Por lo general los cristianos aún cuando conocemos y sabemos que tenemos una vida de victoria en Cristo Jesús sobre diferentes ámbitos, hay momentos en los que parece que no todo va bien. De repente atravesamos por circunstancias de enfermedad, desánimo, escasez económica, entre otras muchas cosas que nos agobian, y a eso podemos añadirle problemas en el trabajo, en la familia… todo lo anterior hace que nos preguntemos ¿qué está pasando?, ¿cómo es que si lo tenemos “todo“ no vivimos ese todo? Así que llegué a la conclusión de que pueden existir dos razones: La primera es que hace falta poner orden, o bien , la segunda es que Dios quiere aumentar nuestra fe. En este primer blog veremos únicamente la primer razón. En el antiguo testamento está registrada la historia de un hombre llamado Gedeón. Como todos sabemos, cuando el pueblo de Israel fue liberado de la esclavitud en Egipto, Dios pone al frente del pueblo líderes que enseñaban y guiaban a todos los israelitas para hacer la voluntad de aquel que los liberó de su esclavitud. Podemos mencionar a Moisés, Josué y después de su muerte los Jueces. En la Biblia se encuentra a nuestra disposición un libro llamado Jueces en el cual vemos caudillos o líderes que llevaban y encaminaban por momentos determinados al pueblo. No obstante el pueblo siempre se desviaba de su propósito y tenía que surgir un nuevo juez para poner orden en el pueblo del Señor. “ ... entonces el pueblo tuvo paz durante cuarenta años” Jueces 5:31 Por lo que vemos, el pueblo de Israel tuvo paz durante cuarenta años, no obstante después de ese tiempo los Israelitas hicieron lo que le ofendió al Señor y vivían en esclavitud, podemos ver esto en Jueces 6:1-6 (NVI). “Los israelitas hicieron lo que ofende al Señor, y él los entregó en manos de los madianitas durante siete años. Era tal la tiranía de los madianitas que los israelitas se hicieron escondites en las montañas, las cuevas y otros lugares de refugio… Era tal la miseria de los israelitas por causa de los madianitas que clamaron al Señor pidiendo ayuda.” (Jueces 6:1-6 NVI). ¿Cómo estaban viviendo los Israelitas?, ¿para eso fueron sacados de Egipto? La realidad es que los israelitas no vivían el propósito que Dios había planeado para ellos, vivían con miedo, eran explotados, se aprovechaban de ellos, vivían en miseria. La pregunta que podemos hacernos es: ¿Cuál era el motivo que provocó que Israel no viviera en plenitud? Veamos en Jueces 7 lo que acontecía. “Cuando los israelitas clamaron al Señor a causa de los madianitas, el Señor les envió un profeta que dijo: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo los saqué de Egipto, tierra de esclavitud, y los libré de su poder. También los libré del poder de todos sus opresores, a quienes expulsé de la presencia de ustedes para entregarles su tierra”. Les dije: “Yo soy el Señor su Dios; no adoren a los dioses de los amorreos, en cuya tierra viven”. Pero ustedes no me obedecieron».” (Jueces 6: 7-10. NVI) La razón por la que los Israelitas pasaban por eso no fue porque Dios los estuviera castigando, en realidad era solo una consecuencia de la desobediencia, de hacer aquello que Dios no les había ordenado y estar fuera del lugar que Dios les había asignado, y no me refiero a el lugar geográfico sino fuera de orden y era necesario poner orden en sus vidas. Según nuestro práctico diccionario de google, la palabra orden significa: “Manera de estar colocadas las cosas o las personas en el espacio o de sucederse los hechos en el tiempo, según un determinado criterio o una determinada norma.” Por lo que podemos deducir que el pueblo de Israel vivía fuera del orden que Dios les había establecido, sobre esa base continuemos. No crean que se me olvidó Gedeón porque a continuación aparece en la lectura: El ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina que estaba en Ofra, la cual pertenecía a Joás, del clan de Abiezer. Su hijo Gedeón estaba trillando trigo en un lagar, para protegerlo de los madianitas. Cuando el ángel del Señor se le apareció a Gedeón, le dijo: —¡El Señor está contigo, guerrero valiente! —Pero, señor —replicó Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres, cuando decían: “¡El Señor nos sacó de Egipto!”? ¡La verdad es que el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián! (Jueces 6: 11-13. NVI) Retomemos el contexto, Israel era víctima de sus acciones, de su vida desordenada. Siguiendo a otros dioses y viviendo fuera de la guía de Dios, sin embargo Dios seguía siendo Dios y su poder era el mismo, e Israel era su nación, aunque con un detalle: Ella no vivía como si lo fuera en todos los sentidos. Ellos se llamaban Israelitas, seguían sabiendo de la existencia del Dios de sus antepasados, tenían un territorio dado por el Señor, pero su vida no estaba en orden. Así que Dios les recuerda su posición como su pueblo a través de una persona, Gedeón. En la vida de Gedeón podrás ver el crecimiento de fe y sobre todo el cómo puso orden a su vida primeramente para poder poder orden en todo Israel. “El Señor lo encaró y le dijo: —Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía. —Pero, señor —objetó Gedeón—, ¿cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más débil de la tribu de Manasés, y yo soy el más insignificante de mi familia. El Señor respondió: —Tú derrotarás a los madianitas como si fueran un solo hombre, porque yo estaré contigo.” (Jueces 6-14-16. NVI) Como pudiste leer, Dios confronta a Gedeón haciéndolo ver su posición. Este es el primer punto a considerar, debemos renovar o recordar el entendimiento de nuestra posición. Nuestra posición en Cristo no cambia debido a las circunstancias pues Dios no ve al hombre insignificante e incapaz de hacer su voluntad que somos, sino a Cristo en nuestras vidas (en caso de ya haberle entregado tu vida). Recordemos esto, Dios nos confronta para que nos demos cuenta que en Cristo somos su imagen y semejanza en esta tierra con poder y autoridad que proviene de Él. Ahora bien, no basta con solo creerlo sino que el Señor nos lleva a actuar y esclarecer nuestros senderos, nuestra vida diaria para vivir en esa victoria que ya se nos fue dada en Cristo Jesús. —Si me he ganado tu favor, dame una señal de que en realidad eres tú quien habla conmigo —respondió Gedeón—. Te ruego que no te vayas hasta que yo vuelva y traiga mi ofrenda y la ponga ante ti. —Esperaré hasta que vuelvas —le dijo el Señor. Gedeón se fue a preparar un cabrito; además, con una medida de harina hizo panes sin levadura. Luego puso la carne en una canasta y el caldo en una olla, y los llevó y se los ofreció al ángel bajo la encina. El ángel de Dios le dijo: —Toma la carne y el pan sin levadura, y ponlos sobre esta roca; y derrama el caldo. Y así lo hizo Gedeón. Entonces, con la punta del bastón que llevaba en la mano, el ángel del Señor tocó la carne y el pan sin levadura, ¡y de la roca salió fuego, que consumió la carne y el pan! Luego el ángel del Señor desapareció de su vista. Cuando Gedeón se dio cuenta de que se trataba del ángel del Señor, exclamó: —¡Ay de mí, Señor y Dios! ¡He visto al ángel del Señor cara a cara! Pero el Señor le dijo: —¡Quédate tranquilo! No temas. No vas a morir. Entonces Gedeón construyó allí un altar al Señor, y lo llamó «El Señor es la paz», el cual hasta el día de hoy se encuentra en Ofra de Abiezer. (Jueces 6:17-24, NVI). Reconocer que estábamos fallando Es impresionante cómo una vez retomada su posición como israelita su primera acción es hacer un acto de arrepentimiento pues lo que hizo Gedeón fue un sacrificio según la tradición judía, era necesario que se purificara y cambiara su forma de vivir. A lo cual Dios responde con consentimiento “Esperaré hasta que vuelvas” Si bien nosotros como iglesia perteneciente al nuevo pacto no vamos a ofrecer sacrificios a Dios pues nuestros pecados fueron perdonados en un único sacrificio, el de Cristo Jesús, si podemos pedirle perdón a Dios porque tal vez en algún aspecto de nuestras vidas no estábamos actuando conforme al Espíritu que nos habita. Lo más probable es que en nosotros la situación no sea adorar a otros dioses o tener altares o cosas por el estilo. Pero puede que en los principios básicos del reino no estemos dando frutos del espíritu por algún tipo de desorden en nuestra vida. Quiero mencionarte algunos ejemplos. Queremos salud y estamos conscientes de que la tenemos porque hemos creído en las promesas de Jesucristo pero no cuidamos nuestro cuerpo, no dormimos bien, no nos alimentamos correctamente o comemos cosas que nos hacen mal. Queremos salud financiera sabemos que en Cristo nada nos faltará, así que diezmamos, ofrendamos y hacemos lo que corresponde, no obstante en la vida diaria gastamos en cosas innecesarias, tomamos créditos y demás cosas que contraponen a esta palabra. Y así como estos hay muchos ejemplos, pero veamos qué hizo Gedeón esa misma noche que fue confrontado por el Señor. Aquella misma noche el Señor le dijo: «Toma un toro del rebaño de tu padre; el segundo, el que tiene siete años. Derriba el altar que tu padre ha dedicado a Baal, y el poste con la imagen de la diosa Aserá que está junto a él. Luego, sobre la cima de este lugar de refugio, construye un altar apropiado para el Señor tu Dios. Toma entonces la leña del poste de Aserá que cortaste, y ofrece el segundo toro como un holocausto». Gedeón llevó a diez de sus siervos e hizo lo que el Señor le había ordenado. Pero en lugar de hacerlo de día lo hizo de noche, pues tenía miedo de su familia y de los hombres de la ciudad. Cuando los hombres de la ciudad se levantaron por la mañana, vieron que el altar de Baal estaba destruido, que el poste con la imagen de la diosa Aserá estaba cortado, y que el segundo toro había sido sacrificado sobre el altar recién construido. Entonces se preguntaban el uno al otro: «¿Quién habrá hecho esto?» Luego de investigar cuidadosamente, llegaron a la conclusión: «Gedeón hijo de Joás lo hizo». Entonces los hombres de la ciudad le exigieron a Joás: —Saca a tu hijo, pues debe morir, porque destruyó el altar de Baal y derribó la imagen de Aserá que estaba junto a él. Pero Joás le respondió a todos los que lo amenazaban: —¿Acaso van ustedes a defender a Baal? ¿Creen que lo van a salvar? ¡Cualquiera que defienda a Baal, que muera antes del amanecer! Si de veras Baal es un dios, debe poder defenderse de quien destruya su altar. (Jueces 6: 25-31 NVI) Orden en lo práctico Es impresionante cómo Dios lleva a Gedeón a poner orden de manera práctica, ya no era algo meramente espiritual sino que Gedeón lo llevó a manifestaciones prácticas a acciones que tuvo que tomar sin importar lo que pudiera pasar. Así que va y destruye el altar de su padre dedicado a Baal y todo lo que Dios le había dicho. Es de rescatar que Dios respaldó sus actos de obediencia, pues hasta su padre lo apoyó e incluso cambió su entendimiento percatándose de que sus altares estaban ofendiendo al Señor. Cuando nosotros ponemos orden damos testimonio a los que nos rodean y Dios nos usa para que otros puedan ver el ejemplo de lo que es hacer su voluntad de manera integral, con nuestra fe y nuestras acciones haciendo que ellos también crean. Hay aspectos en nuestra vida sencillos o diarios que no nos percatamos que impiden o nos limitan para vivir la vida en victoria que tenemos en Cristo y no es hasta que los identificamos y los reparamos que el Señor empieza a obrar en nuestras vidas. Son cosas que no son malas porque los hijos de la Luz no habitan en las tinieblas pero en la luz debemos ser irreprochables haciendo que nuestro testimonio sea radical, capaz de hacer ver a otros una vida diferente, una vida sobrenatural. ¿Cómo saberlo? Tal vez te estés preguntando, ¿y cómo sé que cosas debo ordenar?, ¿que es lo que quiere el señor que haga? O tal vez ya sabes que debes hacer pero la pregunta es ¿cuándo es el tiempo para hacerlo? Gedeón le dijo a Dios: «Si has de salvar a Israel por mi conducto, como has prometido, mira, tenderé un vellón de lana en la era, sobre el suelo. Si el rocío cae solo sobre el vellón y todo el suelo alrededor queda seco, entonces sabré que salvarás a Israel por mi conducto, como prometiste». Y así sucedió. Al día siguiente Gedeón se levantó temprano, exprimió el vellón para sacarle el rocío, y llenó una taza de agua. Entonces Gedeón le dijo a Dios: «No te enojes conmigo. Déjame hacer solo una petición más. Permíteme hacer una prueba más con el vellón. Esta vez haz que sólo el vellón quede seco, y que todo el suelo quede cubierto de rocío». Así lo hizo Dios aquella noche. Sólo el vellón quedó seco, mientras que todo el suelo estaba cubierto de rocío. (Jueces 6: 36-40. NVI) La comunión de Gedeón con Dios se hizo estrecha, porque el Espíritu del Señor se posaba en él dándole la facultad de hacer su voluntad, si así fue con Gedeón quien tenía la dicha de poder tener al Espíritu Santo por instantes ¿cuánto más nosotros que el Espíritu nos habita podemos tener una relación estrecha con Él? pidamos al Espíritu que nos muestre cuáles son los aspectos en nuestra vida en lo que debemos poner orden. Sólo así dejaremos que la obra del espíritu fluya y así vivamos en esa vida de victoria en la cual hemos creído, respaldados por Dios así como lo vivió Gedeón una vez que hizo lo que tenía que hacer. ¿En qué aspectos de tu vida debes poner orden? En la segunda parte del blog “Cuando parece que casi todo va bien“ hablaremos sobre la segunda razón por la que puede suceder que algún aspecto de nuestra vida no vaya del todo bien.

 
 
 

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